Todos nos volvemos locos alguna vez.

domingo, 23 de septiembre de 2012

He dejado

He dejado una mina
en campos de conciencia
para ver si adivina
el momento oportuno
y reviente furiosa
un corazón dormido.

He dejado una mina,
un punto en la eternidad.
Como un poema perdido
en medio de la ciudad.
Quizás sea el destino
el primero en llegar.
Con sus pesados discursos
sin querer haga brotar
mares de sangre turqueza
con adn amor
y nos talle a mano sonetos
de palabra y color.

He dejado una mina
en campos compartidos
para ver si algún día
la ira poesía
despierte contenta
y explote de pena,
como de una colina de tristeza
fluyan resacas
de lágrimas bellas.

He dejado una mina
como un tesoro
que no contamina,
tampoco hace daño
que no siente el peso
de los hombres libres
que surcan el aire
evitando cadenas
de ahogos profundos
y desasosiegos.
De seres delebles
que pisan parejo
y temen sin dicha
afirmar sus huellas.

He dejado una mina
de todo lo que he sido
de la desgracia y fortuna
de cargar arte contenido.
Y de tener el valor
de dejar la mochila
y admirar el camino
sin desarraigar una flor.

Buscando libertad
que aniquile al medio al ser
yo he dejado una mina
donde nadie la puede ver
donde se reparte la calma
y se cocinan los versos
y se liberan endorfinas
de sueños hechos.

1 comentario: