Todos nos volvemos locos alguna vez.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Mi amor es
el mimo de una moña desanudada
rozando mi piel.
Los ojos de los niños
cargados de esperanza
mirando el dedo índice de los que señalan.
Los arpegios de un Príncipe azul tartamudeando.
Lo que quiere transmitir mi voz
encerrada en un cuarto.
Mis paredes oscuras como bóveda
y tus ojos oriones a las tres.

Y allá afuera el mundo se debate por seguir existiendo
los días que contados esperan
son parejos para todos.

¿Y quien dolerá su duelo cuando fallezca?
Cuantos corazones dormidos,
y aún así mi amor seguirá siendo.
Inmersos en el limbo trágico de no tener consigo
un sentido en un viaje de regreso.
Y yo aquí llorando su duelo
mientras miro pasar la carretera
cargada de sueños y pisadas
lamentando vidas enteras.

Me siento en el fondo para admirar su encorbatura
y lamo mi mano encarcelando mi pelo.
No llevo más de lo que tengo puesto
y aun así se quedará, donde yo no haya ido.
En mi futuro no seré mucho menos que esto,
aquella que se contempla diferente.
Mi amor es la liviandad desentonante
de aquellas valijas molestas que no quiero.
El nylon inservible corta sus manos y entorpece el paso de los que se rinden
del destino que nos lleva a todos al mismo sitio.

¿Que los priva de sentir?
Ellos mismos
la comodidad tan decadente.
La lucha perdida contra dos parpados caídos.
Contemplo el paisaje y me río
soy parte de el, de su destino.

Y las veletas que se mueven como veletas.
Y los vientos que arrastran como vientos.
Mi amor es contraataque, norte y sur y viceversa.

Hay una guerra silenciosa luchándose adentro y sin sentido.
Mas que una guerra, ¡hay mil guerras!
por cada uno de ellos.
Y yo me apuro y lo siento
las emociones arrebatan mi calma.
Porque en la cárcel de mi cuerpo
No hay inocentes sentimientos presos.

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